Por Karen Gonjar
¿Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo?
Una duda trascendental y filosófica que sustenta la base de Pactar con El Diablo, película del
director de largometrajes tan contradictorios en su calidad como Ray u Oficial y Caballero, Taylor Hackford.
Pactar
con el Diablo o The
Devil´s Advocate, título original en inglés, cuenta la historia del abogado
Kevin Lomax (Keanu Reeves), cuya carrera asciende a la velocidad de la luz
pudiendo presumir de no haber perdido nunca un caso. Su ambición por ganar a
cualquier precio hacen que, al comienzo de la película, defienda y logre
conseguir que exculpen de acoso sexual a un profesor de secundaria aun
sospechando de la evidencia de su culpabilidad. Será entonces cuando una gran
empresa neoyorquina presidida por John Milton (Al Pacino), le ofrezca un empleo
irrechazable en la gran ciudad. Kevin no dudará en mudarse con Mary Ann
(Charlize Theron), su mujer. Será ella quien descubra que todos los éxitos de
su marido esconden un escalofriante secreto.
En 1997 se estrenaba esta película pasando por las
salas de cine con mucha pena y sin gloria por ser considerada una película
“ambiciosa que se quedaba a medio camino de sus logros”. Sin embargo, a pesar
de la lluvia de azotes que la tiznaban de film mediocre, había algo en ella que
se salía de la línea: la actuación de un magnífico Al Pacino, interpretando a
un Diablo humano , algo que hasta el momento no había sucedido, y esbozando una
imagen del mismo que produce una perfecta simbiosis entre el terror de su poder
y la comprensión por parte del espectador de sus inquietudes.
En esta línea destaca sobremanera la escena
propuesta, el monólogo final del maestro Pacino, cuyas argumentaciones sobre la
figura del Dios católico divino, hacen cuestionarse las doctrinas impartidas
por la Iglesia. Llegados a este punto cabe preguntarse ¿quién es Dios? Y es
aquí cuando Milton nos ofrece una descripción metafórica de su interpretación
terrenal:
Pero no es
súbita de la palabra de Jesús la única crítica que aparece en el film: un
capitalismo basado en las ansias humanas de poder y ambiciones a toda costa, y
la compasión por la imperfección del ser humano bajo una mirada de
entendimiento y de idolatría. En este sentido podríamos definir el personaje no
sólo como un humanista (algo que el propio personaje de Pacino predica), sino
que nos lleva a considerar el monólogo como un esbozo entre renacentista y
barroco, porque defiende la solemnidad del hombre como dueño de su raciocinio y
sus actos, y a la vez explica todas sus desvirtuosidades, por ser un ser
ambicioso y egoísta, cuyo único fin en la Tierra es vanagloriarse así mismo.
Por otro lado, las palabras de Milton no son el
único elemento en escena que nos transporta a su filosofía. Se desarrolla en su
despacho y éste, si somos capaces de estar muy atentos, nos muestra en esencia
todos y cada uno de los pecados capitales representados en los elementos
decorativos o en los propios personajes. Es aquí cuando os animo a buscarlos
porque merece la pena pararse a analizar. Para finalizar, la película plantea
una cuestión inevitable: ¿Es el Ángel Oscuro un ser maléfico que quiere
llevarnos por el camino de la perdición, o un pobre humanista más que compartía
las ideas de Da Vinci o Descartes, y valora la voluntad propia del ser humano?
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