Por GUILLER VERDÍN
Álex de la Iglesia ha vuelto. Esa es la primera conclusión que se saca tras el divertidísimo visionado de Las Brujas de Zugarramurdi. El de la Iglesia de El día de la bestia, el de la Iglesia de La Comunidad, ese que se había ido con Crimen Ferpecto y que se había asomado con La chispa de la vida o Balada triste de trompeta. Álex de la Iglesia ha vuelto y eso es noticia.
LBDZ es entretenida y graciosa
desde el principio hasta el final. Empieza muy fuerte pero nos deja descansar para
terminar con ese conjunto tan propio del director bilbaíno del terror y el
humor. Es, hasta ahora, la mejor producción de Enrique Cerezo que he visto,
algo no muy difícil.
Carmen Maura en su sitio, una
actriz que, como es habitual, levanta personajes pobres como este de Álex de la
Iglesia, mucho más que otros que, para algunos, son más ricos como los que le escribe
Pedro Almodóvar. Terele Pávez es por fin la bruja que siempre pareció
interpretar. Y Carolina Bang, la tercera generación de brujas no es exactamente
la tercera generación de grandes actrices. Es la debilidad de Álex, su musa.
LBDZ es una película hecha totalmente para Carolina Bang que luce todos sus
encantos y virtudes, aunque (y esto es positivo) no es una película cargada de
escenas de fuerte contenido sexual ni rijoso como algunas películas de de la
Iglesia.
En el lado de los hombres de esta
historia de lucha de sexos premia el temor y simpleza que choca con la
seguridad e inteligencia de las féminas, las mujeres, las brujas. Eso en el
plano del guion, en las interpretaciones: sorpresas. Sorpresas en forma de
Mario Casas haciendo un papel decente, está donde tiene que estar. Hugo Silva
también bien situado como padre de un nuevo niño notable del cine español. No
me extrañaría que nominaran a Gabriel Delgado al Goya al actor revelación. Son
los buques insignia de un gran reparto que cierran Santiago Segura y Carlos Areces
en unas geniales brujas, señoras y vascas.
Álex de la Iglesia se
autohomenajea en esta historia de brujas navarras con mezclas de elementos celtas
e íberos que da la vuelta al clásico de las brujas en la hoguera. Visualmente
muy cuidada, con gran ritmo y emoción redondean una película de por sí redonda.
LBDZ es ya una de las grandes películas de Álex de la Iglesia pero no quedará
para la historia del cine patrio como si lo pudo hacer La Comunidad.
Un 8,5 ó 9 sobre 10
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