jueves, 26 de septiembre de 2013

"Cómo hacer que la ficción aburra más que la realidad" CRÍTICA: RUSH (2013)




Por GUILLER VERDÍN

(VA CON SPOILER, PERO YA VENÍA CON UNO LA PELI: ESTÁ BASADA EN HECHOS REALES)
La chulería y prepotencia de los pilotos de Fórmula 1 no son nada nuevo. Como tampoco lo son los fiestones que se montan o  la habilidad que tienen para derrochar dinero. Pero a todo esto Ron Howard, conocido por llevar al cine un par de novelas de Dan Brown y, mucho antes, por grandes cintas como Cocoon o Llamaradas, le ha hecho una película.
                La cosa pintaba genial, dos de mis grandes pasiones, cine y Fórmula 1 juntas. No podría salir mal. Pero salió. Howard pretendió una peli para amantes de la F1 sin apenas F1. El poco automovilismo que pudimos ver fue la recreaciones de accidentes y otros momentos célebres, que acto seguido era repetidos en algún televisor con imágenes históricas del momento.
                Una reproducciones calcadas y asombrosamente bien hechas, así como las reconstrucciones de míticos circuitos como ese fugaz  Mónaco de los 70 o el coloso y mortal Nürburgring que llenaron escasos minutos de la película. Un filme donde primaban las complicadas relaciones sociales de Niki Lauda y las numerosas y explícitas relaciones sexuales de James Hunt.
                Y cuando por fin hay Fórmula 1, el espectador encuentra menos espectáculo que si la ve por la tele. Lo que dice mucho de los pilotos de ahora, o muy poco de los realizadores de la película. Pero Howard no quiere con RUSH contarnos una serie de carreras, sino lo que sienten los corredores.
                Con el tiempo veo la película de forma más clara, pese al desacertado filtro ‘retro’ que eligieron para ella. Es una historia de superación donde hay un “bueno” que no es tan bueno, y un “malo” que no es tan malo. El “bueno” tiene una complicación que supera y eso hace que el “malo” le coja cariño y se hagan todo lo amigos que dos pilotos de F1 pueden ser. Un argumento, por tanto no muy original, independientemente de que esté basada en hechos reales.
                A todo esto, Daniel Brühl hace un gran papel, algo forzado al principio pero va cogiendo soltura a medida que su personaje gana carreras hasta el punto de poder, en ocasiones, ver a Lauda ante la pantalla. Y Thor sin su martillo (Chris Hemsworth) sorprende gratamente pero sin ahondar en la profundidad de un James Hunt vividor y, en ocasiones, perturbado.
                 La música de Hans Zimmer, pero como si sólo pasara por allí.
6,5 sobre 10

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